Hola a todos. Comparto con ustedes algunas noticias recientes en este mundo de los blogs:
Revitalizando Salto al reverso
En el colectivo literario y artístico que administro (saltoalreverso.com), hemos propuesto una serie de actividades para impulsar el proyecto y posiblemente crear una antología en la que participen nuestros autores del blog y nuestros seguidores de redes sociales. Nuestra idea es involucrar más a los lectores y alentar a nuestros propios autores a ejercitar su arte en dinámicas con temas específicos. Más información aquí: https://saltoalreverso.com/2016/12/14/revitalizando-salto-al-reverso/
Rediseño en Arte y denuncia
Tenemos una nueva imagen en el blog de arte social que administro, Arte y denuncia. En él, publicamos obras artísticas acerca de temas que exigen la atención de la sociedad como son las crisis de migrantes y refugiados, el creciente número de desaparecidos políticos, las daños que dejaron las dictaduras, la discriminación contra las mujeres, la pobreza en Latinoamérica y en otras regiones, y más. Hemos clasificado las entradas en categorías para facilitar su lectura y hemos destacado los perfiles de los autores en la parte derecha. Los invito a echar un vistazo: arteydenuncia.wordpress.com.
Votaciones de portada en La poesía no muerde
El proyecto de poesía colectiva de Hélène Laurent está organizando una votación para elegir la próxima portada de su revista digital. La votación está abierta al público, pero también da su opinión un jurado, del que se me invitó a formar parte. Los invito a participar aquí (hasta el 19 de diciembre): https://lapoesianomuerde.com/2016/12/13/concurso-de-portadas-votacion-abierta/
Premios L&P
Agradezco a Letras & Poesía por incluirme como nominada en las votaciones de sus L&P Awards 2016 con este blog (carlapaola.com) en la categoría de Bloguera del año.
Como saben, recientemente realizamos un intento de llevar a formato impreso nuestra revista Salto al reverso, originalmente digital, y hacer posible la continuidad del proyecto, a través de una campaña de crowdfunding.
Nunca he amado tanto un proyecto como Salto al reverso, ni nada me ha hecho sentir tan orgullosa de mí misma como editar su revista. Son innumerables las satisfacciones que me ha proporcionado crearla y editarla, y también las lecciones que me ha dado.
Ni siquiera fue mi idea. En el consejo editorial (allá a inicios de 2014) dijeron: «¿Por qué no hacemos una revista?» Y yo dije: «Ok, si alguien más se hace cargo de ella porque yo no tengo tiempo» (Ja ja ja). Pero tuve el tiempo y me hice cargo. El tiempo sale de entre las piedras cuando amas algo. Duermes menos, te levantas cada vez más temprano, haces espacios entre tu trabajo, también dejas cosas de lado: proyectos, familia, descanso, esparcimiento.
Estudié Comunicación y trabajé en editoriales, pero una cosa es trabajar en una revista y otra es crearla. Honestamente no tenía idea de cómo empezarla. Benjamín (Recacha) me hizo notar amablemente que necesitaba un diseñador (:P). Y yo: «¿Alguien del blog es diseñador?». Y Fiesky (Rivas) dijo: «Yo, yo la diseño». Así, sin pedir nada a cambio. Y fuimos aprendiendo él y yo. Empezamos en Photoshop, luego nos obligué a pasarnos a Indesign. Desde el principio él adoptó el proyecto como suyo y así lo ha sido. Y tuvo y ha tenido siempre una paciencia infinita para mis indicaciones y correcciones (:*). Acabó por hacer un rediseño para la cuarta revista, el cual le dio un aire mucho más profesional.
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Desde el principio, Roberto Cabral estuvo al pie del cañón, programando y enviando mensajes en las redes. Yo tampoco tenía mucha idea de cómo comenzar con eso y él me enseñó bases y herramientas que hoy en día me sirven muchísimo. Y Edwin (Colón) corregía las entradas y las obras para la revista. Me enseñó a notar errores y a sugerir cambios en el estilo. Y desde el principio de la revista, Carlos Quijano estuvo ayudando en todo, en la corrección, en el blog, en la edición, luego en las redes. Siempre estaba ahí su mano para ayudar cuando la necesitaba y hasta la fecha siempre está :). Y cómo agradecer a los miembros del consejo editorial que se leían mis interminables tratados sobre la operación de la revista y sobre los nuevos autores que debíamos o no aceptar. Reynaldo Alegría, Roberto, Manuel Alonso, Esteban Mejías, Carlos, Edwin, varios pasaron por esos primeros consejos.
Tras la segunda revista ya estaba lista para renunciar. Era demasiado trabajo (y aún no sabía que sería más y más). Puse un SOS buscando más colaboradores. Esteban se ofreció a coeditar el blog y la revista, y eso fue lo que me hizo seguir con esto. Estoy segura que sin su ofrecimiento yo hubiera tirado la toalla en aquellas fechas. Trabajamos horas y horas haciendo esas votaciones semanales del blog que nos acabaron pesando tanto, y editando las obras de la revista. Correos y correos, comentarios y correcciones aquí y allá. Trabajar con Esteban me hizo sentir que no estaba sola en el blog, en la edición de la revista, desde el primer momento en que se ofreció a ayudar. Luego se nos unió Verónica (Boletta) con su perspicacia para comentar las obras y ayudarnos a tomar decisiones. También ella estaba muy enamorada del proyecto y eso nos hacía bien. Junto con Carlos editamos las últimas revistas. Eventualmente nos fuimos cansando. La revista 7 la terminamos por milagro, agotados de la gran tarea que era revisar, debatir y corregir las obras de tantos autores. Y a pesar de eso hacíamos bromas. :’)
Luego en la revista 8, volteé a mi alrededor y había menos gente: Fiesky, Carlos haciéndose cargo de Flipboard como sieeeempre lo ha hecho, Silvina aprovechando las siestas de su nene para compartir las obras de la revista en las redes. Y también ahí estaba Donovan Rocester (Jonathan Córdova), el único al que parecía quedarle energía para luchar por la revista en esas fechas. Prácticamente pobló la revista 8 con sus obras, luego las imprimió en papel bond y anduvo en Guayaquil promocionando a Salto. Y al empezar el crowdfunding, corrió a proponerme esta y aquella estrategia, y a ayudar a difundir. Y Benjamín lanzó sus promociones (y no puedo creer que nadie tomó la oferta), y Carlos no se cansó de difundir y convencer a toda la gente que encontró en su camino para que donaran, y donaron. Y Roberto hizo videos, y a diario le hizo saber al mundo por todos los medios posibles que Salto al reverso necesitaba fondos. Y Fiesky diseñó una cantidad demente de banners, fotos, mockups, headers. Y yo también. Y él tomó sus caritas y las hizo una hermosa postal para mostrar nuestro proyecto. Y varios autores se grabaron diciendo frases, superando cualquier vergüenza ante la cámara. Héctor Ferreiro, el realizador que hizo el video para Fondeadora, lo grabó, lo editó, cortó pedacitos de sus videos para que dijeran al mismo tiempo: «Somos Salto al reverso», y no cobró nada a cambio. Y Cristina Cobos (lenguadevenus) y Roberto Herrero (Monogramo) organizaron una lectura de poesía para difundir el crowdfunding.
Fue tal el despliegue de apoyo por el proyecto que me quedé maravillada: los correos y comentarios que me mandaron autores y lectores, todos los mensajes que publicaron en Facebook en Twitter. No puedo mencionar a todas las personas que apoyaron la campaña (autores, lectores, familia, amigos, conocidos, desconocidos), pero yo leí cada línea, vi cada like, cada retuit y agradecí cada aportación desde el fondo de mi corazón. Cada cosa que hicieron por la campaña fue como una caricia de cada uno para decirme gracias. :’) Y eso no lo olvidaré nunca. Me lo quedo. Todo.
Extrañaré mucho el proyecto, esos tiempos, crear cada revista y esa colaboración conjunta. Lo extrañaré por el trabajo en sí, porque me en-can-ta editar textos y me encanta usar Indesign para maquetar, y también adoro ver como queda la obra final.
Pero lo extrañaré más por otra cosa. Había algo que me gustaba más y es por eso que voy a extrañar esos tiempos y es la razón por la cual el proyecto ya no es lo que solía ser: Extrañaré compartir la revista con todas esas personas que mencioné arriba. Eso me llenaba, me llenaba de sentido, de propósito, de ganas. Todas esas personas tan interesantes y hermosas me dejaron cada una de ellas una lección, un abrazo, una sonrisa, una motivación. Es imposible expresar cuánto les agradezco por el trabajo que hicieron, por creer en mí y, más aún, por creer en Salto, por creer en ustedes mismos. Yo creía 100% en ustedes y aún lo hago. Son capaces de todo lo que se propongan y tienen un espíritu bello, un ánimo de aportar y dar.
Dimos mucho, siento que lo dimos todo y me incluyo. Llegó un momento en que no pudimos dar más y comencé a necesitar manos y ya no había. Y necesité dinero para pagar manos y puse todo lo que me fue posible. Y necesité más. Y puse en marcha el tan planeado crowdfunding. Pese a haberlo planeado durante un año o más, siento que fue precipitado en su inicio. Lo enfoqué ‘mal’ desde el principio y nunca logré dar con la estrategia correcta para recaudar el monto necesario. Lo enfoqué mal, dicen los expertos de Fondeadora, porque lo que promocioné en la campaña no era un producto (la revista de arte y literatura), sino un proyecto (el trabajo conjunto de los autores y colaboradores). Pero ya voy a eso…
Una campaña de crowdfunding requiere de un despliegue de esfuerzos gigantesco cuando se tiene una meta tan grande: el ambicioso objetivo de convencer a 60 autores e imprimir 8000 revistas (la impresión más económica es en offset y el tiraje mínimo por cada revista es de 1000 ejemplares). ¿Por qué el tan ambicioso objetivo? Yo pensé en todo o nada. Algunos piensan que fue un error. Yo quise imprimir las 8 revistas y no 4 o imprimir una por una. Fue porque quería involucrar a todos los autores y ser justa con todos. Todos queremos ver nuestras obras impresas, lo sé: tener la revista en la mano y enseñársela a tu gente. No quise dar eso a los autores de la 1 a la 4 y negárselo a los de la 5 a la 8, por ejemplo. Quise involucrarnos a todos y ser parejos. O todo o nada. Y bueno, fue nada. 😛
Me enfoqué en las personas, en los autores y no apelé al público externo que podía estar interesado en la revista y que pudo haber fondeado más para mantenerla. Es cierto. He reflexionado sobre eso y no me arrepiento de haberlo enfocado así. Salto al reverso siempre ha sido un proyecto de personas, no de productos. Si se fijan, en este largo y disperso discurso, he hablado casi el 90% sobre personas, y 10% la revista en sí (o un porcentaje así). Las partes en que he llorado escribiendo esto son cuando hablo de las personas con quienes trabajé, no de la pena que es que una cosa material termine. Lo importante para mí es la gente. Salto es un espacio, un espacio para que compartan sus obras. Y mi deseo es ayudarles a promocionar sus obras, a llegar a más público, ya sea por medio de un blog, de una revista, de las redes. Por medio. Estas cosas son un medio. La revista fue un medio. Lo importante son las obras y lo que cuentan de sus autores; lo importante era leerlas y admirarlas y conmoverse; lo importante era trabajar juntos por un objetivo. Lo importante era el proyecto.
Nunca tuve el deseo de tener la revista más leída en España, Latinoamérica o México (y bueno, ja ja, ya sé que no es posible), ni tampoco crear un negocio a partir de esto. No quiero un centavo, se los aseguro. Solo quería no estar metiendo mi dinero al pozo sin fondo. Y no diré desperdiciar mi tiempo porque jamás fue un desperdicio, jamás, jamás. Quería seguir, pero sin esclavizarme horas. Solo quería que el proyecto se costeara a sí mismo. Pero ahora que lo pienso, ¿qué sería el proyecto sin la gente que lo amó? Si yo le pagara a alguien, como lo he hecho ya, por hacerse cargo de esto o aquello, no sería lo mismo, no lo es. De verdad, no lo es. Si tuviera fondos y un ejército de colaboradores, y un producto hermoso que comercializar (porque la revista ciertamente es hermosa, en su diseño, en sus contenidos, sus obras son hermosas), pero no tuviera alma, ¿para qué? No tendría nada importante. Prefiero no tener nada. Prefiero quedarme con lo que tuvimos.
Tampoco estoy interesada en promover las obras de 60 autores si a la gran mayoría no le interesa el proyecto. Eso es claramente la parte que me dolió del crowdfunding, siendo honesta, la parte que me desanimó. El bajo nivel de reacción. Y eso debí haberlo previsto. Quizás confié demasiado y no di razones para que a todos les importara el proyecto al mismo nivel. Son los fallos que tuve como estratega y promotora de esto. No es mi fuerte la creación de un producto comercializable o la recaudación de fondos, ya lo vimos. No soy buena mercadóloga. Y bueno, tampoco quiero ese rumbo para Salto.
Para Salto, ofrezco mis capacidades de crear una comunidad, de promover, de organizar. Si eso atrae a autores comprometidos, bienvenidos. Yo espero seguir sirviéndoles en ello, en darles el limitado pero comprometido impulso que Salto al reverso ofrece a sus autores, a su obras y a sus proyectos artísticos.
No me duele que termine la revista. Es decir, no me duele demasiado. Aprendí tanto de este proyecto que no hay manera de que duela algo tan hermoso. Tuve la oportunidad de crear desde cero una revista, de aprender todo, desde diseño, maquetación, contacto con autores, edición, corrección de estilo. Aprendí cómo preparar todos los archivos para impresión. Meses enteros pasé convirtiendo imágenes al perfil de color y resolución adecuadas, meses maquetando correctamente las páginas (y aún tienen algunas fallas…). No hay forma de agradecer a todos por haberme permitido hacer esto, por postular sus obras y por dejarme que las corrigiera y las editara, por permitirme organizar este proyecto, por confiar en mí, sobre todo, por confiar en mí. Hace 4 años no conocía a nadie de ustedes. Y sin conocerme confiaron en mí. Y me dieron impulso, todos, para crear una revista de arte y literatura. Yo. Una revista. :’) Aunque solo haya durado ocho números, qué maravillosa experiencia profesional, qué maravillosa experiencia de vida.
El que se termine no significa que renuncie a mi sueños, ni estoy devastada ni nada por el estilo. Más bien me hace darme cuenta de que puedo hacer cualquier cosa. Y que hay que hacerla como va, sin planear mucho, sin dudarlo mucho. Estoy, si acaso, más decidida. Gané muchísimo aprendizaje que ya he aplicado en lo profesional, gané un socio de negocios, y me llevo la amistad de muchos de ustedes y las bases para futuros proyectos.
Sí, me desanimé (mucho) a la mitad del crowdfunding y luego me recuperé. Y hoy estoy muy agradecida, y muy cansada. Con ganas de descansar. No tengo de momento ganas de hacer una sola revista más. Pero ya veremos lo que pasa. Tengo mil proyectos en la cabeza, algunos personales y otros profesionales, algunos solo míos y algunos que involucran a más personas. Todos ellos los había pospuesto por la revista. Doy la bienvenida al nuevo tiempo libre que tendré para llevarlos a cabo.
Deseo que el blog de Salto continúe, si aún hay autores interesados en seguir. Creo que en algún punto perdió la chispa, pero podemos recuperarla. Creo que el enfoque excesivo en la revista robó mucha de mi atención hacia el blog. Estoy segura de que podemos hacerlo más participativo y más divertido para los lectores. Mi mente ya está pensando en nuevas maneras y actividades, pero necesito un descanso y lo tomaré por primera vez desde que comenzó Salto.
No suelo hablar tanto de mí, pero esta vez necesitaba hacerlo. Me importaba mucho, pero mucho, la revista. Es agridulce decirle adiós, pero me voy totalmente orgullosa y agradecida.
Y no me canso de decir a todos los que participaron en ella: ¡Mil gracias!
Los dejo con las obras que publiqué en los ocho números de la revista. Un abrazo a todos.
El objetivo era imprimir los ocho números existentes hasta la fecha, entregar las revistas a los autores, y tener recursos para continuar con nuestro proyecto.
Hasta ahora han aportado 53 personas y hemos conseguido $43414 pesos mexicanos (MXN). Llevamos 18% de nuestra meta y restan 6 días.
Muchas gracias a los autores que aportaron en días recientes: Saru H y Lord Conrad (@theyoungQuevedo). También agradecemos a Liz Scott, correctora de estilo de la revista, y a Velia de León y Dilenia Céspedes.
En una semana les escribiré para informarles sobre los resultados finales de la campaña y lo que procederá a partir de la conclusión del proyecto de revista.
Recuerden que estamos en campaña de recaudación de fondos y necesitamos de la ayuda de todos para que la revista Salto al reverso pueda seguir siendo publicada. Apoyen aquí: